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martes, 31 de julio de 2012

Las medusas se acercan a la costa

Es mediodía y un socorrista de la Creu Roja de Castelldefels ya ha atendido un par de picaduras de medusa. "Es poca cosa. Hace tres semanas sí que tuvimos unas quince picaduras por día", afirma. Y, aunque no lo dice abiertamente, sabe que lo peor está aún por llegar. Las previsiones del Instituto de Ciencias del Mar (ICM) es que Catalunya viva en materia de medusas un verano como en el 2006, cuando se produjo la última llegada masiva de estos organismos que obligó a cerrar al baño numerosas playas catalanas. Desde el pasado fin de semana ya se observan, en casi la totalidad del litoral central, a poco más de 50 metros de las playas, grandes bancos de medusas.


"Hasta la orilla sólo llegan las más pequeñas. Por eso, si hay, lo mejor es bañarse con cuidado y sin alejarse", apunta el socorrista. En su puesto ya están preparados, como siempre. Suelen ser picaduras más molestas que peligrosas. Al cabo de dos horas, siempre dependiendo de los casos, ya prácticamente están olvidadas. Hay que evitar tocarlas, aunque se encuentren en tierra y muertas. Es recomendable la utilización de crema solar o vestir con ropa que impida el contacto directo con los tentáculos... Si hay olas, mejor no estar tampoco en la zona donde rompen.

¿Pero por qué esa llegada masiva? Según fuentes del Proyecto Medusa del ICM, la causa se halla en las escasas lluvias del pasado invierno y primavera -apenas ha llegado agua dulce al mar y la mayor salinización favorece la proliferación de las medusas-, y también en las altas temperatura en el litoral y en la aparición de vientos que las acerquen a la costa. A eso se suma la desaparición de depredadores como las tortugas y los recortes en prevención.

"Lo que no se tiene que hacer nunca es lavar la picadura con agua dulce. Nosotros también aplicamos hielo con agua de mar", añade el socorrista, de tan solo 21 años. "Congelamos agua dentro de un guante. Vamos cortando trocitos y los damos a los bañistas para que se los apliquen", continúa.

A unos metros del puesto de socorro de Castelldefels, una niña de unos seis o siete años se queja de que algo le ha picado en el pie. Su madre se lo lava con la propia agua del mar. O ha sido una medusa pequeña u otro habitual del litoral: un pez araña. En el agua, en la orilla, apenas se ven todavía medusas, aunque la cosa cambia mucho entre los 50 y 200 metros mar adentro. Quien sale con kayak asegura que a esa distancia hay una plaga. "Si hay medusas, la gente sí que se asusta un poco más y se cogen menos hamacas -explica el responsable de un puesto de tumbonas-. De todas formas este verano hay más gente que otros años, pero se alquilan menos hamacas y se consume menos en los chiringuitos".

"Es difícil que las picaduras de medusa se compliquen... Salvo si eres alérgico, si te pican muchas por meterte en medio de un banco o si estás buceando y una de grandes dimensiones te pica en la cara...", apunta otro de los vigilantes de la playa de Castelldefels. "Las especies que tenemos aquí son más molestas que otra cosa. Puede llegar a ser, como mucho, como una picadura de una avispa o la quemadura de un mechero", añade.

Todo dependerá del viento y de las mareas. Aunque entre los bañistas la posible llegada masiva de medusas no es tan temida como hace años. "Que vengan si quieren. La playa es suficientemente grande para todos. Yo mientras no me toquen mi cervecita y mi bocadillo de jamón...", dice José, sexagenario que acude cada día a la playa desde que se jubiló. "Con los niños estás más en la orilla que dentro y podemos vigilarlos y estar atentos de que no toquen ninguna medusa", añade un padre cuyos dos hijos no paran de coger agua y llenar un agujero hecho justo en la orilla. "Hay crisis y la playa es gratis. Si hay medusas, no nos meteremos lejos... Pero seguiremos viniendo", sentencia otro bañista.

Informacion tomada de La Vanguardia

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