Un hotel de 300 metros de altura y con 2.000 suites y apartamentos en una isla artificial frente Barcelona.
Los promotores de esta singular propuesta –una empresa llamada Mobilona- ha fallado recientemente un concurso arquitectónico, según reza en su pàgina web, para el diseño de este establecimiento hotelero que contradice casi todas las normas urbanísticas de la ciudad y para el que se necesitaría una inversión de nada más y nada menos que 1.500 millones de euros.
Los promotores de esta iniciativa aseguran que será “una experiencia de otro mundo para todos los huéspedes del Mobilina Space Hotel que deseen viajar a las galaxias lejanas”. Un delirio espacial que Mobilona también quiere construir en Los Ángeles y Hong Kong.
El Ayuntamiento de Barcelona reconoce que recientemente un grupo inversor ha presentado una propuesta de estas características. En el Consistorio no esconden que se reciben cientos de proyectos, muchos de ellos con ideas del todo peregrinas y más propias de una broma que de un proyecto viable. Por eso advierten que “cualquier plan que se quiera tirar adelante en Barcelona se debe ajustar y encajar en el modelo de ciudad”, dijo ayer un portavoz municipal. Y de momento este complejo hotelero parece proyectado para implantarse en Dubai más que en la capital catalana.
Lo cierto es que de momento la propuesta presenta muchos puntos oscuros y uno de ellos es su financiación. Para ello -asegura Mobilona- se han asociado con una empresa llamada Apogee Investors que “dirige un programa de compra novedoso”. El comprador ingresa en lo que llaman un “grupo de propietarios de Mobilona para reservar apartamentos a precios reducidos antes de construir”. Los precios de venta van desde los 495.000 euros hasta los 20 millones que puede costar un ático. Además de contar con un sistema de propiedad compartida. Un mecanismo que ha levantado dudas sobre su viabilidad.
Al margen de esta peculiar financiación, las características de este asombroso proyecto van más allá. Aseguran que permitirá crear una pequeña ciudad inteligente y sostenible frente a las costas de Barcelona. Sin emisiones de gases invernadero y además, por si todo esto fuera poco, produciendo energía sostenible para los habitantes de Barcelona.
Información tomada de La Vanguardia
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