El Hospital de Bellvitge celebra este año el 40 aniversario de su puesta en funcionamiento. Hoy jueves se cumplen cuatro décadas de la inauguración oficial de un centro necesario desde el punto de vista político pero que nació marcado por las deficiencias, los problemas constructivos y que se caracterizaba por su aislamiento y problemas de comunicación.
“Las obras de un hospital de esta envergadura, de 20 plantas, se hicieron en solo dos años”, recuerda el director de Servicios generales y proyectos de Bellvitge, Guillermo Bardají. Las prisas en la ejecución de las obras, los materiales de baja calidad y las características del suelo deltaico en el que se levantaba el hospital marcaron las obras, que se cobraron diversos accidentes laborales, y posteriormente los problemas del centro. “Desde el punto de vista político interesaba poner en marcha un gran hospital pero se hizo muy rápido y hemos arrastrado las consecuencias durante mucho tiempo”, explica Bardají que recuerda que muchas de aquellas deficiencias están superadas: “de hecho es el único hospital que está desde hace cuatro años entre los mejores 10 centros de España”.
El aislamiento del hospital, que se construyó en unos antiguos campos de cultivo por los que se pagaron de 78 millones de pesetas a los propietarios, la falta de carreteras y de transportes públicos fueron solo algunos de los problemas iniciales incluso para encontrar profesionales. “Nadie quería ir a trabajar a Bellvitge porque parecía que era ir al fin del mundo”, recuerda Maria Rosa, enfermera actualmente jubilada que en aquella época trabajaba en el Hospital Vall d’Hebron el único centro de tercer nivel que había en Catalunya.
El Hospital de Bellvitge se construyó siguiendo unos estándares modernos para la época: una forma circular y en forma de torre que permitía que las habitaciones quedasen a los lados y los controles de enfermería en el centro. Posteriormente quedó demostrada la ineficacia de este tipo de arquitectura, similar a la de la Vall d’Hebron, para los hospitales, porque dependen mucho de los ascensores y no hay suficiente tranquilidad para los pacientes, y se tiende a centros en menos plantas y con más superficie cada una de ellas.
“Pero habían muchos más problemas heredados, como las urgencias, que nacieron pequeñas, o las consultas externas, que eran de difícil acceso y no eran funcionales”, recuerda Bardají. El problema de las consultas externas se superó en 2006 con la puesta en marcha de un nuevo edificio. “El resto de problemas se superará con la entrada en servicio del nuevo edificio que se está construyendo actualmente y que podría entrar en servicio el próximo año”, apunta el director de Servicios generales y proyectos de Bellvitge. El nuevo edificio se construye frente al campo de futbol de la Feixa Llarga y acogerá todos los servicios del centro menos la hospitalización.
Puntero en investigación, trasplantes y cáncer
El Hospital de Bellvitge ha sido pionero en el trasplante de órganos, de hecho fue el primer centro de España en el que se realizó, en 1984, un trasplante de hígado; en docencia, acoge estudios universitarios desde 1984 y desde 1990 la facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona; y en investigación, un aspecto que se potenció en 2004 con la puesta en marcha del Institut de Recerca Biomèdica de Bellvitge (Idibell).
También fue uno de los primeros hospitales de España en contar con un servicio especializado en oncología, que posteriormente asumió el Institut d’Oncologia de Catalunya (ICO) o en introducir en un hospital general la especialidad de psiquiatría.
Un hospital, un barrio
Con motivo del 40 aniversario del centro sanitario, la dirección prepara diversos actos festivos, como una exposición fotográfica, que tendrán lugar a finales de este año. También prepara su aniversario, en este caso 50 años, el barrio de Bellvitge. Diversas entidades y asociaciones, lideradas por la asociación de vecinos y el Centro de Estudios de L’Hospitalet, trabajan de manera conjunta en el proyecto Bellvitge 50, que prepara diversos actos conmemorativos del medio siglo de vida del barrio que se celebrará en 2015.
“El barrio ha cambiado mucho. Cuando llegué en 1967 procedente de Ciudad Real no había servicios, parques o transporte público. Hoy es uno de los mejores barrios de la ciudad”, comenta José Luis, vecino de la avenida América.
Información tomada de La Vanguardia
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