El Ministerio del Interior descarta por completo los agentes de seguridad dentro de las cárceles, pero no en los perímetros exteriores, que son vigilados por efectivos de las fuerzas de seguridad del Estado y no por funcionarios de prisiones. El proyecto del departamento que dirige Jorge Fernández pasa por reducir el número de agentes, que quedarían liberados para otras funciones de seguridad ciudadana, con la introducción paulatina de vigilantes privados durante el último trimestre del año.
El sistema de seguridad en el exterior que quiere copiar el Ministerio del Interior es el que actualmente se utiliza en los aeropuertos españoles y que sí está dentro de los sistemas más avanzados de seguridad. Esto es: un reducido grupo de funcionarios de la Guardia Civil (como agentes de la autoridad y únicos que legalmente pueden hacer detenciones) supervisan el trabajo de decenas de trabajadores de empresas de servicios y seguridad, que son los que se ocupan de la supervisión de pasajeros y maletas.
El Ministerio de nterior quiere implantar este sistema de seguridad mixto de manera experimental en 21 centros, lo que supondría la automática 'liberación' de decenas de guardias civiles hasta ahora destinados a esos perímetros.
Según los cálculos del Ministerio del Interior, harían falta no menos de 1.863 funcionarios para cubrir las necesidades de vigilancia, a pesar de que Instituciones Penitenciaria tienen congelada la oferta de empleo público. Ante esta situación, por lo pronto, como promera acción se va a revisar el plan ya aprobado para paralizar las obras que todavía se esté a tiempo de bloquear y, desde luego, no se va a aprobar las construcciones de más centros aunque las previsiones son que la población penitenciaria pase de 67.000 a 80.000 reclusos en los próximos años.
Información tomada de La Verdad
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