Un Boeing 767 de American Airlines con 239 pasajeros cruzó el Atlántico sin que sus tripulantes supieran que llevaban un estabilizador de la cola roto. Se lo había dañado otro Boeing de Ryanair que voló a Ibiza con 175 pasajeros y un ala rayada. Ambos avioneschocaron antes de despegar en el aeropuerto de El Prat.
Los viajeros del avión de Ryanair lo vieron y alertaron a la tripulación, que los ignoró, antes, durante y después del vuelo. A raíz del incidente, el Estado ha recomendado a Ryanair que mejore la comunicación en sus vuelos. Y a Aena, que revise las normas de tránsito de los aviones en la tercera pista del Prat. Ryanair ha tenido choques similares a los aeropuertos de Girona y Sevilla.
La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, dependiente del Ministerio español de Fomento, ha hecho públicas estas recomendaciones en su último boletín, publicado recientemente. Allí expone las conclusiones a las que ha llegado a raíz del incidente, que sucedió el 14 de abril de 2011 hacia las ocho y media de la mañana.
En aquel momento, el avión de Ryanair se dirigía hacia la zona en la cabecera de la tercera pista del aeropuerto del Prat donde los aviones se esperan antes de despegar. Se topó por el camino con el avión de American Airlines, un Boeing 767, un tipo de máquina que por sus dimensiones no se suele detener en aquel lugar. Según el informe de la comisión, esto "sorprendió un poco" a la piloto de Ryanair, que debía adelantar al otro aparato para situarse en el lugar que se le había asignado y tenía poco espacio para hacerlo.
El copiloto, de 29 años y con tan sólo 500 horas de vuelo, vigiló la maniobra y en un momento pidió a su compañera, de 34 y con 2.215 horas, que se detuviera. El choque que afectó al avión de American Airlines ya se había producido, pero no lo percibieron. Tampoco lo percibieron en el avión americano. Ni desde la torre de control. Quien sí lo vio por sus ventanillas fueron varios pasajeros del vuelo de la compañía irlandesa, que avisaron a las azafatas. Una de ellas lo comunicó a la piloto, pero con tan poca convicción que la comandante lo ignoró.
Descubren los desperfectos después de los vuelos
Ambos vuelos "prosiguieron sus vuelos y llegaron a sus destinos sin novedad", y fue cuando revisaron la máquina de Ryanair en Ibiza, antes del siguiente vuelo, cuando la comandante advirtió de los desperfectos en el winglet derecho, que es el extremo del ala que se levanta para dar estabilidad a la nave.
Entonces Ryanair avisó a American Airlines, que descubrió "la existencia de una rotura en la parte externa del estabilizador horizontal izquierdo" de su avión cuando éste ya había cruzado el Atlántico. Esto "obligó a detener la aeronave y proceder a su reparación".
La comandante del Boeing 737, por su parte, "consideró que el defecto era menor y que no justificaba una actuación por parte de los servicios de mantenimiento, teniendo en cuenta que debían desplazarse desde Barcelona ya que la compañía no dispone de mecánicos en Ibiza. Tampoco apuntó el defecto encontrado en el registro técnico de la aeronave ", según el informe.
Comunicación "deficiente" en el avión de Ryanair
Esta investigación revela "deficiencias" de comunicación entre la tripulación del avión de la compañía irlandesa de bajo coste. Primero, porque los tripulantes de cabina tuvieron problemas para entender las quejas que emitían los pasajeros que vieron el choque "hablando en español sin que ellos entendieran bien lo que decían", según el testimonio recogido en el informe.
También porque "no parece" que la responsable de la tripulación de cabina "fuera consciente del impacto de que en la seguridad podía tener la información que se disponía a suministrar" a la piloto cuando lo hizo. De hecho, cuando llamó la comandante comenzó la comunicación con la frase "'perdone que le moleste, sé que se supone que no debo hacerlo" según el testimonio de la azafata. Además, ese fue la única vez que comunicó las quejas de los pasajeros a los pilotos. Durante el vuelo, "en ningún momento la tripulación de cabina se puso en contacto con los pilotos para transmitirles la inquietud de los pasajeros", aunque algunos, uno de ellos un ingeniero, insistieron.
Por su parte "la comandante remarcó que entendió que había sido un solo pasajero quien había visto el contacto y no varios como después se averiguó", según el testimonio recogido en el informe. "Probablemente su decisión de continuar el vuelo hubiera sido diferente si hubiera sabido que fueron varios", continúa, y añade que la piloto "no apreció preocupación en la voz" de la responsable de la cabina.
Por este motivo la comisión estatal recomienda a Ryanair que en la formación de su personal "intensifique los aspectos relacionados con la comunicación entre los tripulantes de cabina y los tripulantes de vuelo" y ponga "especial énfasis" "en el beneficio que una eficiente transmisión de información desde la cabina de pasajeros en la cabina de vuelo tiene por la seguridad ".
La tercera pista no garantiza que no haya choques entre aviones
Aparte de los defectos de comunicación a la tripulación del vuelo de Ryanair, el incidente también "pone de manifiesto", según el informe, que "el espacio disponible" y las normas de circulación a ambas cabeceras de la tercera pista "no garantizan una separación suficiente durante el acceso de una aeronave "en las zonas de espera". De hecho la cabecera oriental, donde sucedió el choque, está pendiente de una reforma que debe aumentar su zona de seguridad, que es insuficiente según las leyes actuales.
Ryanair ya protagonizó un choque similar en Girona en 2010
Por eso el informe también recomienda a AENA que estudie de nuevo "las limitaciones de rodaje aplicables" a los accesos de la tercera pista. De hecho, el informe recuerda que ya hizo una recomendación similar al ente de gestión aeroportuaria raíz de un incidente similar ocurrido el 14 de enero de 2010 en el aeropuerto de Girona.
Entonces, el avance entre dos aviones de Ryanair acabó con un choque que rompió el winglet del ala izquierda de una de las naves y el estabilizador en la cola de la otra. En esta ocasión los pilotos sí que percibieron el choque y los aviones volvieron al aparcamiento para ser reparados.
En abril pasado, dos aviones de Ryanair también toparon mientras rodaban por la pista del aeropuerto de Sevilla. El accidente obligó a desalojar ambas aeronaves.
Información tomada de La Vanguardia
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