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La intolerancia se produce por la falta de la enzima lactasa. FOTO: www.bluebluewaikiki.com
Qué es y por qué se produce.
La intolerancia a la lactosa (azúcar de la leche), es una afección causada por la incapacidad del cuerpo de digerir este compuesto debido a la falta de una enzima llamada lactasa, encargada de separar la lactosa en dos azúcares simples para que pueda ser absorbida por el organismo.
Dado que el organismo no puede realizar esta función, el azúcar pasa entero y sin ser diluido en dos partes al intestino, lo que provoca las molestias que sufren las personas intolerantes.
Síntomas relacionados.
Las personas intolerantes pueden presentar síntomas cuando consumen algún producto que contiene lácteos, como la leche, el queso o yogur, entre otros. Como norma general, éstos suelen aparecer a partir de los 30 minutos y hasta dos horas después de su ingesta, que es cuando ya llegan al colon.
Así, pueden producir dolor abdominal, nauseas, diarrea, gases, retortijones o hinchazón, y tanto la frecuencia como la intensidad dependerán de la persona y la gravedad de la afección.
Cómo diagnosticarlo.
Uno de los métodos que puedes realizar tu mismo es eliminar el consumo de lácteos durante una semana, para así comprobar si los síntomas desaparecen o persisten, y volver a introducirlos a tu dieta después de este tiempo. Si vuelven a aparecer al octavo día, es posible que tengas intolerancia a la lactosa.
A pesar de que esta prueba puede ayudarte a conocer si sufres de intolerancia, lo más recomendable es acudir a un especialista para que te haga las pruebas necesarias para asegurar el diagnóstico. Así, los exámenes más comunes son el test de hidrógeno, ya que éste aumenta ante la falta de digestión de la lactosa; y el test de tolerancia a la lactosa, que consiste en medir los niveles de glucosa en sangre tras ingerir lácteos.
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